A continuación se presentan algunas imágenes de estas campañas:
1.- Comparación entre la publicidad de 1950 y 1990:
2.- Cartel del Palacio de Hierro:
3.- Catálogo 1974:
4.- Bocetos para las campañas:
2.- Cartel del Palacio de Hierro:
3.- Catálogo 1974:
4.- Bocetos para las campañas:
* 1997:
- Porque un psicoanalista nunca entenderá el poder curativo de un vestido nuevo.
- Porque sólo una buena esposa evita ir mucho de compras.
- Porque la mejor forma de guardar la línea es comer con los ojos.
- Porque nadie ha logrado envasar el olor a nuevo.Las reacciones contra esta campaña desde sus inicios no se hicieron esperar. En su lucha por dignificar la imagen pública de la mujer, Lorena Wolffer inició una fuerte crítica en contra de esta campaña publicitaria que a su juicio promueve el consumo, y al mismo tiempo fomenta valores que resultan insustanciales y son principalmente humillantes y estereotipados.
Wolffer prefirió utilizar las mismas armas de la publicidad, como son los espectaculares, en su propia campaña de resistencia aunque con contenidos contestatarios. Los carteles diseñados por ella muestran a la mujer cotidiana: aquella que habita los espacios de la ciudad como escuelas, microbuses, y calles con espectaculares en llamas.
Haciendo parodia de los muchas veces cínicos aforismos que supuestamente reflejan la ideología de la mujer urbana, Wolffer les da un nuevo sentido con frases como: "Ninguna campaña publicitaria es capaz de silenciar mi voz", "El problema es que pienses que mi cuerpo te pertenece", "Lo curioso es que creas que puedes controlar mi imagen", "Éste es mi palacio y es totalmente de hierro" y "¿Quién te enseña cómo ser mujer?"
De esta manera cuando el espectador atrapado en el tráfico veía un cartel de "Soy totalmente de Hierro", comparaba instantáneamente el contenido e imagen de este mensaje con los del almacén, usando de esta forma la memoria del espectador para la finalidad de la propuesta contestataria.
A pesar de que esta campaña duró muy poco tiempo y contó con sólo diez carteles, en contraposición con la muy explotada campaña del Palacio de Hierro, la divulgación del mensaje artístico llegó a más auditorio del promedio en un museo y logró tener así una mayor difusión.
Si bien es cierto que en la publicidad se utilizan imágenes de mujeres como anzuelo sexual para vender productos al público masculino, o bien imágenes de hombres para captar al público femenino (basta con recordar algunos anuncios de bebidas alcohólicas o de cigarros), la innovación de la campaña consiste en la inversión de dicha práctica: en el caso del Palacio de Hierro, sus publicistas han creado un prototipo de mujer que se dirige a las demás mujeres.
Aunque hay que tener en claro que los objetivos de la campaña publicitaria se cumplieron con creces en el publico al que estaba dirigida, campañas como la del Palacio de Hierro fomentan la formación de patrones culturales y sociales muchas veces alejados de la realidad. Debemos reconocer que esta campaña fue de una gran calidad en cuanto a los aspectos de su realización y ha innovado las tendencias de la publicidad de moda en México.
Después de todo, lo más rescatable de fenómenos como "Soy Totalmente Palacio" radica en que este tipo de publicidad obliga a reflexionar y replantear el papel que los medios juegan en la formación de la sociedad y, desde luego, cómo una sociedad crítica también puede formar a los medios.
La obra se terminó en 1891 y al inaugurarse los Sres. Tron, Leautaud y socios decidieron cambiar a denominación por la de El Palacio de Hierro, reconociendo así la popularidad que había adquirido el primer edificio en México de tal magnitud, edificado en acero y hierro. Los dirigentes de El Palacio de Hierro introdujeron a partir de 1893 un sistema de precios fijos en todos los artículos.
Después de muchos esfuerzos y siendo uno de los primeros edificios, o tal vez, el primero que se construyó en concreto armado, el 22 de octubre de 1921 se inauguró el nuevo edificio de El Palacio de Hierro, diseñado por el arquitecto francés Paul Dubois.El nuevo inmueble reunía los avances en el diseño de tiendas departamentales con detalles art deco y art nouveau de gran riqueza, entre los que destacan su vitral emplomado al estilo de la casa Tiffany y su barandal en fierro ensamblado, los cuales pueden ser admirados hoy en día.